

38 ALDO CICCOLINI
Mozart y Clementi: el hecho de reunir a estos dos autores puede sorprender
si nos acordamos de los muy severos juicios del austríaco a propósito de
su colega. ¿No habrá que buscar la coherencia de este programa en cómo
estos dos autores, cada uno con su personalidad, anuncian a Beethoven?
Aldo Ciccolini
: Exactamente. Eso es lo que puede justificar la asociación de
dos personas que, por parte de Mozart al menos, no se soportaban . Una misma
dimensión dramática reúne la
Fantasía en do menor
KV 475 y la
Sonata en do menor
KV
457 –obras que suelen ser tocadas juntas– y la Sonata en sol menor op. 34 n° 2, obra
casi trágica de Clementi.
¿En qué momento entraron en su repertorio la
Fantasía
y la
Sonata en do
menor
de Mozart?
A.C.
: Rondaría los sesenta.
Bastante tarde, pues...
A.C.
: Reconozco queme intimidabamucho la
Fantasía
, por su atmósfera que evoca
la de ciertos movimientos de sonatas de Beethoven. Llama la atención la calidad
de elaboración de esta pieza, que navega por claroscuros maravillosos hasta
terminarse con una escala rápida parecida a una negación.
¿Qué piensa vd de Yvonne Lefébure quien solía comparar la
Fantasía
KV 475 con una “ópera en miniatura”, y de la palabra de Cortot quien
afirmaba: “todo
Don Giovanni
está ahí”?
A.C.
: Ambos tienen razón. Una cosa cierta, y lo pienso profundamente, es que toda
la música de Mozart es música de teatro. Siempre hay personajes, y eso hace que la
ejecución de las
Sonatas
de Mozart se vuelva mucho más difícil que si se las considerase
meras sonatas. Hay que imaginar los personajes, las situaciones dramáticas.