

Antes de grabarla, hay que vivir mucho tiempo con la música. Se puede ciertamente
tocar la
Fantasía
a los diecisiete años, pero sin comprenderla demasiado. Sólo con
los años se vislumbra, por ejemplo, todo el sentido de la aparición del acorde de do
mayor tan sólo once compases antes del final del primer movimiento, de casi un
cuarto de hora, y el extraordinario efecto catártico que produce en esemomento.
La
Fantasía
y las
Kreisleriana
fuerongrabadas enMadridenoctubrede 2003.Mequeda
un excelente recuerdo de la colaboración con Steve Taylor, mi ingeniero de sonido, a
veces sorprendido por mis exigencias sobre la rítmica de Schumann, yme siento feliz
al ver reaparecer este disco por el que tengo tanto afecto.
Escribiendo estas líneas, me acuerdo del coreógrafo Alexander Sajarov (1886-1963)
que tuve la suerte de conocer en el época de mis estudios en la Academia Chigiana
de Siena. “El bailarín debe llenar el movimiento con su vida interior, con su duración
interior”: con un gesto de sumano, sus palabras cobraron sentido paramí.
Nunca se acaba de explorar la música, de
llenar el sonido connuestravida interior. Esa
es la esencia de nuestro oficio de intérpretes:
revelar la belleza del tiempo-sonido.
JoaquÍn Achúcarro
Julio de 2012
JOAQUÍNACHÚCARRO 29