

JOAQUÍNACHÚCARRO 31
“Sólo puedes comprender la
Fantasía
si te trasladas a ese verano
doloroso de 1836 cuando renuncié a ti. Ahora ya no tengo motivos
para escribir obras tan melancólicas y tan doloridas” confiesa por
cierto el compositor a Clara en abril de 1839 en el momento en que
la obra es publicada, acompañada con una dedicatoria a Franz
Liszt.
El resultado fue muy diferente del proyecto inicial de Schumann (una composición
a lamemoria del autor de
Fidelio
)“como si la imagen de Beethoven se conjugara con
su deseo del objeto amado para llevarle a encontrar lo que había estado buscando
ardientemente en su música hasta entonces: la manera de ordenar de una manera
certera y personal esos instantes sucesivos de
Humor
de una manera diferente que
en las piezas cortas o en mosaico”, observa justamente Rémy Stricker. De hecho,
un año después de terminar la
Sonata n° 1
en fa sostenido menor op. 11 y siguiendo
inmediatamente la
Sonata n° 3 “Concierto sin orquesta”
, la
Fantasía
constituye una
etapa esencial en el dominio de la gran forma. Desde el “profundo lamento” que
anima el primer movimiento hasta la cautivadora y mágica poesía del tercer
episodio, pasando por la heroica energía de la sección central, el opus 17 fascina
por su coherencia estructural y expresiva. Liszt no se equivocaba al agradecer a
Schumann con estas palabras:
“La
Fantasía
que me ha sido dedicada es una obra del orden más
elevado, me siento en verdad orgulloso por el honor que usted me
hace enviándome una composición tan grandiosa”.