

Comparada con las de Beethoven, Schubert,
Schumann o Brahms, la producción de
Mendelssohn no ha despertado el interés
que merecía en el panorama de lamúsica
de cámara germánica del siglo XIX, con
la excepción, obviamente, del famoso
Octuor para cuerdas en mi bemol mayor
op. 20, logro genial de un adolescente
de tan solo dieciséis años. El legado
camerístico del autor de la
Sinfonía
“Italiana”
esconde inapreciables tesoros,
como obras para violonchelo y piano
que constituyen una etapa clave en la
literatura del instrumento de arco.