

MOZART_SONATES K.331, 280, 333 43
Tanto en Haydn como enMozart se observa que hay muy pocas indicaciones
en las partituras…
Reubiquémonos en el contexto de la época: los compositores depositaban entonces una gran
confianza en los intérpretes. Y si retrocedemos aún más en el tiempo, veremos que sólo rara
vez Bach daba indicaciones de tempo o dematices. En el segundo
Preludio y Fuga en do menor
el
tempo sólo aparece al final del preludio: Presto. Tampoco hay ligaduras.
¿Qué piensa Ud. del fraseo de Mozart?
En el piano hay que imaginarse que el fraseo es idéntico al de los instrumentos de arco. No hay
prácticamente modificación posible. La experiencia es lo que permite devolver esa respiración
natural, a la inversa de lo que pasa con Bach. Por ejemplo, en
las Variaciones
Goldberg, ninguna de
ellas modula. Es muy delicado integrarlas mentalmente y de allí la necesidad de repetir cada
variación, contrariamente a las obras de Mozart.
Mozart se preocupaba por el valor pedagógico de sus obras…
Seguro que sí, pero ¡yo nunca le daría una sonata de Mozart a un pianista principiante! Hay
que tener la experiencia de la que estaba hablando, tener una idea precisa de la estructura de
las obras, demostrar ligereza, imaginación en la ejecución, disponibilidad…
¿De qué “disponibilidad” habla Ud.?
Quiero decir que la disponibilidad a contraerse debe ser mínima. Apenas lo necesario. Evitar
cualquier dureza, cualquier ataque demasiado rápido. Pulsar las teclas en formamenos veloz.
Aúnmás, es indispensable tener sentido de la vocalidad y del colorido. Es indispensable conocer
las óperas de Mozart. La partitura nos revelas las comas, los puntos de interrogación, y de
exclamación. Cada uno tiene que encontrar la puntuación adecuada. En Mozart el juego de
preguntas y respuestas es incesante, lo que hace muy difícil la ejecución de sus obras y sólo
con la madurez se adquieren estos parámetros. Tocar bien a Mozart permite enfrentar con
serenidad las sonatas de Beethoven. Es más necesario que conocer la música de Haydn.